lunes, 6 de julio de 2009

DESCANSA EN LA PALABRA

La inseguridad nos inquieta. Pero el deseo de Dios para ti y para mí es que no estemos ansiosos por nada. Dios quiere que descanses en su Palabra. Entrar a ese descanso es el reto que todo problema te presenta hoy día, y fue el reto que enfrentaron los israelitas que se encontraron confrontando al gigante llamado Goliat.
Cuando se cree en las promesas de Dios, no tienes por qué tolerar a ningún gigante en tu vida. Eres heredero del mismo pacto que Dios hizo con Abraham (Gálatas 3.29). ¿Cuánto tiempo has tolerado al gigante de la inseguridad? ¿Crees que «poderoso es Dios para haber que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra» (2 Corintios 9.8)? ¿O has optado por permitir que la inseguridad reine en tu vida y te impida perseguir tus metas o confiar? Si no la controlas, la inseguridad se convertirá en una fortaleza que influirá en todo lo que hagas.
Catorce generaciones antes de la batalla con Goliat, Dios le dio a Abraham su palabra acerca de cómo lo cuidaría. Él le prometió: «Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré» (Génesis 12.3). ¿Cuán firme es tu fe en la promesa de Dios de bendecir y proteger a los que están en buena relación con Él? Si continúas escapando de los gigantes en tu vida, nunca verás el poder de Dios manifestado.Hay una diferencia entre aprender la Palabra de Dios y descansar en ella.
Descansar implica que has cesado de dejar de dudar y has dejado de ser influidos por realidades del presente. No hay ninguna inseguridad que esté fuera de la capacidad de sanar de Dios. Nada es demasiado difícil para Él. Dios dice: «He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne, ¿habrá algo que sea difícil para mí?» (Jeremías 32.27).

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