viernes, 14 de enero de 2011

Dios esta aqui

martes, 4 de enero de 2011

EL USO DE IDOLOS

El uso de los ídolos – no importa el nombre que se les dé – es babilónico; porque como lo menciona Herodoto, Babilonia fue la cuna de la cual todo sistema de idolatría se desparramó entre las naciones, a pesar de que Dios repetidamente ha advertido a su pueblo no seguir la práctica de usar ídolos en sus cultos.

La Biblia dice: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra” (Éxodo 20:4). “No te harías para vosotros ídolos, ni escultura, ni os levantaréis estatua, ni pondréis en vuestra tierra piedra pintada para inclinaros a ella” (Levítico 26:1). “Ni los idólatras heredarán el reino de Dios” (1° Corintios 6:9- 10). “Hijitos, guardaos de los ídolos” (1° Juan 5:21). Claramente, las Escrituras están contra el uso de los ídolos e imágenes en el culto de la iglesia. La iglesia del principio, la verdadera Iglesia, nunca los usó. Pero cuando vino la “apostasía” y se mezclaron el paganismo y la cristiandad, se hizo un uso completo y libre de los viejos ídolos paganos los cuales heredó la “Iglesia”. Los líderes apostatas de la Iglesia sintieron que como alguna de estas estatuas era tan valiosas – algunas de ellas estabas cubiertas de oro y plata – deberían ser rededicadas y continuar usándolas. ¿Pero qué dice Dios acerca de este razonamiento? “Las esculturas de sus dioses quemarás en el fuego, no codiciarás plata ni oro de sobre ellas para tomarlo para ti, porque no tropieces en ello, pues es abominable a Jehová tu Dios” (Deuteronomio 7:25).

Los israelitas, no sólo debían destruir los ídolos de las naciones gentiles que conquistaban, sino que, además, debían “destruir todas sus pinturas” (Números 33:52). Estas eran las pinturas de las divinidades paganas. De modo que no solamente es condenado por las Escrituras el uso de los ídolos, sino que como las pinturas son veneradas con frecuencia en forma supersticiosa, éstas tampoco tienen virtud alguna como culto verdadero. Es extraño que algunas religiones condenen el uso de las estatuas y, sin embargo, ¡Hagan uso pleno de pinturas de las mismas! ¿Pero cuál es la diferencia? La estatua es tridimensional mientras que la pintura es una superficie plana. Pero ninguna fue usada por los apostoles o la Iglesia en el Nuevo Testamento.

Y así como los paganos ponían un redondel o aureola sobre las cabezas de sus dioses, de igual manera la Iglesia apóstata continuó esta práctica. Para ver que esta práctica fue tomada del paganismo debemos notar el dibujo de Buda, el cual tiene, también, el símbolo del redondel alrededor de su cabeza. En realidad, esta práctica es babilónica.

Los artistas y escultores de la vieja Babilonia ponían el disco o aureola alrededor de cualquier personaje querían representar como un a un dios o diosa. Esta costumbre continuó dentro de las religiones paganas hasta los días del Imperio romano. La ilustración demuestra la forma en que los romanos ilustraban a Circe, la diosa pagana hija del Sol, con un redondel sobre su cabeza. De su uso pagano de Roma, el mismo símbolo pasó a la Roma papal.

Cuando llegó la apostasía se hicieron pinturas que suponían ser semejanzas de Cristo, con “rayos dorados” alrededor de su cabeza. Esta era exactamente la misma forma con la que el dios-Sol de los paganos había sido representado por varios siglos. Otro intento de unir el paganismo con el cristianismo. Pero las Escrituras no nos dan una descripción de las facciones físicas de Jesús. No fue hecha ninguna pintura de El durante su vida en la tierra. La Iglesia de los primeros cuatros siglos no tenía pinturas de El. Es evidente que las llamadas pinturas de Cristo, al igual que las de María y de los santos, sólo son un producto de la imaginación de los artistas. Haciendo únicamente un corto estudio del arte religioso podemos encontrar que en diferentes siglos y nacionalidades se hallan muchos y diferentes cuadros de Cristo distintos unos de otros. Obviamente, no todos pueden tener la apariencia de Cristo.

Supongamos que alguien que nunca lo ha vista a usted, que no conoce sus facciones y no tiene forma alguna de conocer su apariencia, ¡decide pintar un cuadro suyo! Es natural que el resultado será algo que no se parecerá en nada de usted. ¿Apreciaría usted esto? ¡Claro que no! ¡Tampoco podemos pensar que Cristo ha dado su aprobación a los conceptos que han tenido los hombres
de lo que ellos “piensan” que era su apariencia! Yo sé que el escribir estas cosas no es popular.

¡Pero creo que todos podemos estar de acuerdo en que no hay hombre – ni aún el mejor artista del mundo – que pueda captar al Señor en su plena y verdadera gloria! Cualquier pintura, aun en su máxima grandeza, no es más que un pobre sustituto, sólo una imagen o ídolo en forma modificada, y ésta nunca podría mostrar la verdadera magnificencia de nuestro Señor. Los que verdaderamente adoran a Dios deben hacerlo “en espíritu y en verdad” (Juan 4:24) y la veneración de pinturas, imágenes o ídolos, no nos ayuda – como se pretende – a un culto más fervoroso y verdadero, sino que, por el contrario, lo impide.

DIFERENCIA ENTRE TALENTO Y DONES

Querido hermana-o, me gustaría compartir con usted la diferencia entre talentos y dones. Dios te bendiga

TALENTOS

DONES

Los talentos son naturales

Los dones son sobrenaturales

Los talentos son heredados de los padres, finalmente de Adán

Los dones son recibidos de Dios

Los talentos se reciben en el nacimiento; son habilidades naturales

Los dones se reciben en el momento del nuevo nacimiento

Tanto las personas salvas como las no salvas tienen talentos. Hay muchas personas no salvas que son muy talentosas (habilidades musicales, habilidades artísticas, habilidades atléticas, habilidades para las matemáticas, etc.)

Solo las personas salvas tienen dones, los que son miembros de la iglesia, la cual es Su Cuerpo. Una persona no salva puede imitar un don espiritual, pero es fingido y es señalada como una actividad propia (por ej.- un falso profeta, un falso maestro, etc.)

Un hombre puede ser un PROFESOR muy talentoso en la escuela pública o en una universidad de prestigio. Puede ser reconocido como un profesor excepcional por todos sus colegas. Puede ser muy talentoso cuando se trata de habilidades de oratoria o comunicación. Incluso puede llegar a ganar el premio de “Mejor Profesor del Año”.

Este mismo hombre, al creer en el Señor Jesucristo, puede no recibir el don de maestro. Los dones espirituales son determinados por Dios y no por algún talento natural que pueda poseer el hombre. Si este mismo hombre recibiera el don de maestro, sería distinto, y estaría más allá y por sobre cualquier talento natural de enseñar que hubiese tenido. Es algo que no tenía antes del nuevo nacimiento.

Para ser totalmente efectivos, los talentos deben ser desarrollados. Una persona que tiene habilidades musicales naturales, tiene que aprender a tocar un instrumento, que muchas veces demanda años de práctica. Muchos atletas profesionales no solo tienen talentos naturales, sino también han desarrollado estos talentos por medio de un duro trabajo y años de práctica.

Los dones deben ser ejercitados y esto solo puede suceder en la medida en que el creyente permanece espiritualmente sano y crece “en la gracia y el conocimiento del Señor Jesucristo” (2 Pedro 3:18). El ejercicio apropiado de los dones espirituales requiere crecimiento y madurez espiritual (Efesios 4:13-16).

Los talentos que poseen los creyentes deben ser sometidos y consagrados al Señor y deben ser usados para Su honor y gloria. Ejemplo: un organista hábil tocando en el culto “como para el Señor”.

Los dones son dados por Dios para hacer fructificar la VIDA de Dios, como se expresa en el Cuerpo de Cristo. Cuando el Cuerpo está sano, la VIDA de Dios es manifestada y Dios es glorificado (comparar 1 Corintios 14:24-25).

“Hay una diferencia entre los talentos naturales y los dones sobrenaturales. Los talentos vienen por medio de los genes de herencia natural; los dones vienen directamente de Dios. Los talentos vienen del primer Adán y por muy atractivos que sean, aun son parte de la naturaleza caída del hombre. Los dones vienen del Espíritu Santo tal como a ÉL le parece” (