domingo, 16 de agosto de 2009

¿Qué es Avivamiento?

Avivar es volver a encender una llama, o mantenerla viva con intensidad. El fuego tipifica, en las Escrituras, la gloria de Dios (Ex. 3:4; Ez. 1:4; Ap. 1:14). También se emplea con referencia al Espíritu Santo (Nm. 9:15; Hch. 2:3). Así como una hoguera se mantiene ardiendo colocando leña en ella, de la misma manera el avivamiento debe mantenerse encendido en el corazón del creyente.

El primer Adán no necesitaba avivamiento, pues, al no conocer el pecado, disfrutaba una relación hermosa con su Creador. Fue a raíz de su desobediencia que Dios estableció mecanismos de cómo el hombre debía acercarse a Él. El altar patriarcal, el tabernáculo de Moisés y el Templo, eran lugares donde se manifestaba la presencia de Dios. Quienes se acercan al Señor con fe, y viven en su presencia, mantienen en su interior el fuego espiritual que purifica y aviva lo que poseen de Dios.
Israel, como pueblo de Dios, experimentó desde su liberación de la esclavitud de Egipto, periodos de avivamiento. Al apartarse de su Dios, el Señor trató duramente con ellos, pues eran hijos. Israel vivía alejado de Dios, más éste, por amor a su remanente fiel, levantaba varones que fueran motores de avivamiento para su pueblo, tal el caso de Elías, Eliseo, Esdras, Nehemías, etc.
La Iglesia de Cristo, no obstante la experiencia de contemplar a un Cristo resucitado y la llegada del Espíritu Santo, comenzó a decaer en amor, al punto de acomodarse y ser, incluso, indiferente. Sin embargo, el Señor por su Espíritu ha avivado áreas del Cuerpo de Cristo en diferentes aspectos, tal es el caso de los ministerios, la revelación de su Palabra, la unción del Espíritu, los dones carismáticos, etc.

No hay comentarios:

Publicar un comentario