sábado, 4 de abril de 2009

DONES DEL ESPIRITU SANTO

Para que el cristiano pueda luchar, el Espíritu Santo le regala sus siete Dones, que son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu.

1. Sabiduría: Nos hace comprender la maravilla insondable de Dios y nos impulsa a buscarle sobre todas las cosas y en medio de nuestro trabajo y de nuestras obligaciones. Sabiduría es ver sabiamente las cosas, no sólo con la inteligencia sino también con el corazón, tratando de ver las cosas como Dios la ve y comunicándolas de tal manera que los demás perciban que Dios actúa en nosotros: en lo que pensamos, decimos y hacemos.

2. Inteligencia o Entendimiento: Con este Don nos permite conocer y comprender las cosas de Dios, la manera como actúa Jesucristo, descubrir inteligentemente, sobre todo en el Evangelio, que su manera de ser y actuar es diferente al modo de ser de la sociedad actual. El Don de la Inteligencia nos descubre con mayor claridad las riquezas de la fe; es una luz especial que puede llegar a todas las personas y muchas veces tisus frutos en los niños y en la gente más sencilla.

3. Consejo: Nos señala los caminos de la santidad, el querer de Dios en nuestra vida diaria, nos anima a seguir la solución que más concuerda con la gloria de Dios y el bien de los demás. Nos ayuda a discernir y decidir a la luz de la voluntad de Dios. El Don de Consejo nos ayuda a enfrentar mejor los momentos duros y difíciles de la vida, al mismo tiempo que nos da la capacidad de aconsejar, inspirados en el Espíritu Santo, a quienes nos piden ayuda, a quienes necesitan palabras de aliento y vida.

4. Fortaleza: Este Don concede al fiel ayuda en la perseverancia, es una fuerza sobrenatural que nos alienta continuamente y nos ayuda a superar las dificultades que sin duda encontraremos en nuestro caminar hacia Dios. El ejemplo de Jesucristo, su pasión y su muerte, debe ser para nosotros un auténtico testimonio de fortaleza que nos ha de llevar a superar nuestra debilidad humana.

5. Ciencia: Es el Don del Espíritu Santo que nos permite acceder al conocimiento, a descubrir la presencia de Dios en el mundo, en la vida, en la naturaleza, en el día, en la noche, en el mar, en la montaña. El Don de Ciencia nos lleva a juzgar con rectitud las cosas creadas y a mantener nuestro corazón en Dios y en lo creado, en la medida en que nos lleve a Él.

6. Piedad: El corazón del cristiano no debe ser ni frío ni indiferente. El calor en la fe y el cumplimiento del bien es el Don de la Piedad, que el Espíritu Santo derrama en nuestras almas, permitiéndonos acercarnos confiadamente a Dios, hablarle con sencillez, abrir nuestro corazón de hijo a un Padre Bueno del cual sabemos que nos quiere y nos perdona.

7. Temor de Dios: Nos induce a evitar el pecado porque ofende a Dios. Cuando se descubre el amor de Dios lo único que deseamos es hacer su voluntad y sentimos temor de ir por otros caminos. En este sentido existe temor de fallarle y causarle pena al Señor, no se trata de ninguna manera, de tenerle miedo a Dios, sino más bien de sentirse amado por Él y corresponderle. Con este Don tenemos la fuerza para vencer los miedos y aferrarnos al gran amor que Dios nos tiene.

Los carismas

Además de los dones, el Espíritu Santo nos da "carismas", de los que habla San Pablo: "Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios que obra en todos. A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común..."(I Corintios 12:4-13).

Los carismas son como herramientas. A todos se nos da la gracia pero a cada uno carismas diferentes según nuestra misión. Estos se pueden usar bien o mal. No son condición ni garantía de santidad. Ya que Dios nos creó libres, los carismas se pueden usar bien o mal. Se puede dar el caso de alguien que tenga grandes dones - como el don de la palabra, sanación, lenguas, etc. pero no viva en gracia, como fue el caso del hijo pródigo que partió de la casa paterna a malgastar los bienes entregados por él.

Frutos del Espíritu Santo
Los "frutos" son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce:

1. Caridad: El acto de amor de Dios y del prójimo.

2. Gozo espiritual: El que nace del amor divino y bien de nuestros prójimos.

3. Paz: Una tranquilidad de ánimo, que perfecciona este gozo.

4. Paciencia: Sufrimiento sin inquietud frente a la adversidad; moderar los excesos de tristeza.

5. Longanimidad o Perseverancia: Firmeza del ánimo en sufrir, esperando los bienes eternos. Impide el aburrimiento o la pena que provienen del deseo del bien que se espera o de la lentitud o duración del mal que se sufre.

6. Bondad: Dulzura y rectitud del ánimo; inclinación que lleva a ocuparse de los demás y a que participen de lo que uno tiene.

7. Benignidad: Ser suave y liberal, sin afectación ni desabrimiento. Manejar a los demás con gusto, cordialmente, con alegría.

8. Mansedumbre: Refrenar la ira y tener dulzura en el trato.

9. Fe: Exacta fidelidad en cumplir lo prometido.

10. Modestia: La que modera y regula en el hombre sus acciones, palabras, sus gestos.

11. Continencia o Templanza: La que modera los deleites de los sentidos.

12. Castidad: La que refrena los deleites impuros.






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